Mi fetiche II (General)
Tienes razón Kingpinmx en los pies hay muchÃsimas terminaciones nerviosas razón por la cual me parece un punto altamente explotable.
Un buen masaje de pies pude ser la llave de entrada para lograr que una noche sea igual a todas las demás del ultimo mes con una compañera cansada y aburrida que ya no sonrÃe, o que termine llena de satisfacción y que al dÃa siguiente sea el motivo de unas ojeras olÃmpicas pero de gran orgullo.
Mi novio actual, siempre llega a la casa completamente exhausto pero nunca perdona nuestro ritual de pies. Argumenta que yo merezco descansar, relajarme y con ese pretexto remojaba mis pies en agua tibia con esencias, luego me da masaje mientras platicamos y él me mira con lascivia a la vez que yo trato de disimular que lo noto, de los pies sube a las pantorrillas enérgicamente y con aire tÃmido al ver mi reacción regresa al punto de partida... su respiración siempre cambia y a veces creo que actúa, pero de todas maneras escucharlo me excita muchÃsimo.
En esos momentos me convierto en su presa y por más trabajo que haya tenido en el dÃa mi cuerpo responde a su juego travieso, supongo que la misma chispa de lujuria se asoma en mi expresión cuando él pasa la lengua lentamente entre mis dedos y yo solo puedo cerrar mis ojos e imaginar que lo hace en el centro de mi cuerpo. Siempre me digo -concéntrate, es un masaje de pies y luego a dormir- Poco a poco él regresa esas manos para ir más arriba, como aquel que no querÃa llegar nunca a mi sexo y vuelve una y otra vez a los pies.
De pronto algo superior a mi razón mueve mi cadera en el sillón acomodándola, aprieto las piernas al tiempo que siento humedecerme, estoy lista y sé que él me huele, que le gusta ver como me estremece su cercanÃa...
Mi sonrisa pÃcara lo invita a contemplar el viaje de mis manos que pasean por mis muslos hasta llegar en medio de mà acariciándome, provocándolo a saborear esos jugos que me salen. Adoro ver su fuerte torso desnudo frente a mà y lo contemplo como los gatos siguen la bola de estambre, se que cuando me lo muestre será que ya no resiste más las ganas de entregarme lo que ansÃo recibir. Su plan se ha consumado, le encanta que lo cabalgue con desenfreno y que lo haga uno conmigo hasta que juntos explotamos mirándonos fijamente, a menudo lucho por minutos de mi sueño y creo que al dÃa siguiente moriré en mi trabajo.
Imagino que él cada noche lucha también por volver a hacerme suya hasta que mis gemidos se apaguen por completo. Hay dÃas que creo que no doy más, pero estar entre sus brazos es una de las mejores cosas de la vida. La pasión se apoderaba de ambos cada vez que estamos juntos como si fuéramos esclavos de un placer que no se compara con nada y que no termina por más que estemos trenzados.
Y todo, gracias a un inocente masaje de pies...
Dulces sueños, Afrodita.






"En los juegos del deseo y el pensamiento, las conexiones más intensas son aquellas que trascienden la posesión y encuentran sentido en el vacÃo."