Qué carajos hago en viernes a las 10:00 de la noche escribiendo un post> Bueno, primero que nada olvidé mis llaves, así que tengo que esperar, segundo, no estoy caliente, porque de estarlo seguro no estaría en la oficina.

Anoche, mientras compartía el vino y el pan con algunos buenos amigos (por cierto, que bárbaro, que cena más exquisita), comentábamos como en algunos casos se pierde el piso en este mundillo que, aunque clandestino, no deja de ser parte del mundo en el que vivimos. En algunas ocaciones el alter ego llega a rebasar al personaje de la vida real, las cosas se complican y se llegan a dar casos bastante caones.

Ahora la pregunta es, se puede controlar al hedonista que todos llevamos dentro> Es válido decir que al final lo bailado nadie te lo quita> Cada cabeza es un mundo y no existe una punto de comparación, lo que para unos puede resultar repugnante otros pueden verlo como algo excitante. Habrá quien esté dispuesto a arriesgarse a hacer ciertas cosas, otros ni siquiera lo contemplan.

Por supuesto que yo solo puedo hablar por mi, pero haciendo un muy breve recuento de anécdotas atesoradas me sorprendo de la cantidad de recuerdos memorables que al menos en mi caso considero invaluables, experiencias que definitivamente han provocado cambios en mi, positivos las más de las veces, o en su defecto, gratos recuerdos que te arrancan desde una sonrisa hasta una carcajada a la menor provocación de la memoria.

Cómo olvidar algunas reuniones memorables, la surrealista experiencia de ver a reconocidos foristas en pelotas cubiertos por una batita participando en jueguitos de fiesta de secundaria. La visita a la Envidia acompañados de varias Divas tan dispuestas a echar desmadre como nosotros (y miren que si de echar desmadre se trata hay quienes se pintan solos). Las escenas bizarras durante algunas de las cenas/reuniones de amigos con alguna chica, como los tres osos contra el pingüinito come osos, o el Sr. Jones ahogado de borracho valiéndole madres el manjar que tenía enfrente.

Ya en planos más personales, la convivencia de aquellos que se atreven a cruzar el plano meramente comercial con las chicas, puede resultar en grandes romances, grandes amistades o en tragedias desgarradoras y hasta enemistades casi a muerte. Pero nuevamente, el sabor que deja ser el pobre indejo a donde quiera que vas, los momentos cuya inocencia y desinterés los convierte en sublimes, y también esas experiencias que en su momento fueron amargas, y que van desde preparar una cena para echarse a ver una película en la cama, hasta quedarse jetones viendo la película. O que le prestes el coche sin licencia y que un oficial le diga oríllese a la orilla, o llegar al momento de decidir que para no hacerse daño es mejor distanciarse. Hay tantos, muchos más, cada quien tendrá los suyos y los valorará en lo que para él valgan, pero lo que se puede lograr dejándose llevar es realmente formidable.

Al final el balance lo hará uno mismo, si puedes estar en paz contigo mismo creo que todas estas experiencias te habrán hecho alguien mejor, si no, tal vez sea el momento de cambiar de estrategia. Ayer me quedé pensando luego de la cenita fresa, esas vivencias, en verdad que nada ni nadie te las quita.

Se cuidan.

Patch (SB hasta que el mundo deje de girar)