ArturH y la “Becaria” (Miranda)… o de cómo plancharse a la prima bonita en la oficina oval de la Casa Blanca. (Recomendaciones)
No hay deuda que no se cumpla, ni plazo que no se pague. Asà las cosas, ArturH se ve obligado a reseñar la siguiente reseña… después de muchos dÃas de acontecidos los acontecimientos. ¿Por qué> Pues es que cuando ArturH conoció a la “Becaria”, la tal Becaria ni siquiera se llamaba asÃ… es más… le conocà como tres nombres artÃsticos antes de publicarse el apelativo de Becaria, o el de “Miranda”… con el cual ella decidió llamarse. Me gustó más “Mariana”, o “Marianne”… pero bueno, en gustos se rompen géneros: Miranda se llama a partir de este momento. Y hablando de géneros, Miranda es del género femenino, pero del tipo de cual muchos de género masculino disfrutamos de sus atributos.
Pero… ¿Por qué escribo lo que escribo pasados más de 15 dÃas> Miranda me fue referida por mi amigo el BigBro, a quien se le metió entre ceja y ceja promover a la susodicha. Nomás que la susodicha no soltaba prenda (Luego se verá que esto es una falacia) y no aceptaba promocionarse por este tan excitante sub-mundo del Internet: nada de teléfonos… nada de fotos, y sólo algunas referencias vagas. Ella misma me lo confió: “No quiero anunciarme”, me dijo.
Pero cuando varios colegas de este deporte extremo comenzaron a referir su experiencia con Miranda, pos me dije: “Y yo, ¿Por qué>” o más bien.. “Y yo… ¿por qué no> Si al fin y al cabo fui su primero!!... (Aclárase que ser el “primero” en este caso no significa haber sido “el primero”, sino haber sido el primero en disfrutar con esta amiguita en su nueva modalidad.)
Asà las cosas, después de cruzar algunos correos electrónicos con el BigBro (Big__bro@hotmail.com), único contacto válido por ahora para tener a esta chica a disposición (o sea, le escribes y se arma la cita), de compartir un par de números telefónicos y de llamadas, Miranda se declaró dispuesta a conocer a ArturH en selecto hotel (Cogedero, pues…) de la Del Valle... el conocido “Pirámides” (N. Del. Autor: ¿Se han dado cuenta que muchos de los hotelillos de esta sufrida ciudad tienen nombres que sugieren una erección> Nomás acuérdense del mÃtico “palo alto”.. del “árbol grande”.. o del “pirámides”: todo para arriba, a ver si sÃ…)
El chiste es que recibà la llamada de confirmación y cancelé un par de citas por causas de fuerza mayor (May the force will with you, me decÃa yo) y agarré el ArturH-Móvil para trasladarme al lugar de los aconteceres que acontecieron.
Después de pocos minutos de espera, la puerta del garage del Motel se abrió.. mostrándome de arriba abajo (Más bien de abajo hacia arriba, como todas las puertas de garage lo hacen) a mi prima Claudia, la güerita.
AYYY WEYY!!! ¿Nunca se han puesto a pensar que pasarÃa si al contratar a una chica... o acudir a una casa de masajes.. se encuentran con un familiar> ¿O un conocido> Pues yo lo pensé en ese mismo momento: Allà frente a mÃ… con jeans bien rellenitos y con un suetercito cuello “Mao” que no disimulaba nada sus pechos hermosos, estaba mi prima Claudia la Güerita... dispuesta a tener sexo conmigo. Por mi mente pasaron todas esas chaquetas mentales y reales que en honor de mi prima Claudia me hice en mi cada vez más lejana juventud.
Pasado el azoro y estupor inicial, y después de poner varios segundos mi linda cara de pendejo, me dà cuenta de que mi prima Claudia no podrÃa estar allÃ, frente a mÃ; ya que ella era como 15 años mayor que la lindura que estaba en la puerta de la habitación… y que vive en Chicago desde hace diez, con dos hijitos lindÃsimos; y que no puede salir de allà por no tener la codiciada “green card” hasta el momento.
Entonces ella no era Claudia, pero se parecÃa muchÃsimo al fruto de mis desvelos y chaquetitas de puberto. Puberto, quien asà le llamo a mi fiel y a veces
traicionero amigo, mejor conocido como el “mini-me” y a quien muchos llaman equivocadamente “Pancho”… reaccionó al instante y la hizo pasar. Viéndola de ladito y por Detroit (Mch), no pude menos que poner mis ojitos en blanco, anticipando las delicias que a continuación ocurrirÃan.
Hube de esperar un poco. Saludé a Miranda, hice sentir cómoda a Miranda. Le invité una copa a Miranda, y platiqué con Miranda. (Por cierto.. el hotel “Pirámides” tiene algunas habitaciones que incluyen una especie de jardincito, con mesita, plantas y solarium.. donde se puede hacer uno a la idea de que está en algún lugar paradisÃaco, pero chiquito)… y platicando, bebiendo a sorbitos, Miranda (AKA la prima Claudia)… se quitó el suetercito y el brassier… asà al rayo del sol y entre plantas, consumió cómodamente su Coca Light mostrándome sus pechos y sus pezones esponjaditos como si tal cosa: deliciosa mujercita rubia, no mucho más de 19 años, piel blanca, ojos claros de color miel, pelo también claro a los hombros; unas pompis hermosas y vellitos sutiles situados en áreas estratégicas.
Yo ni me inmuté; el problema fue “Puberto”, quien ya mero me rompe los pantalones, el cabrón… pero no se notó mucho; excepto Miranda, quien sà se dio cuenta. Con un par de sonrisitas se metió a bañar, mientras yo me chentaba a Puberto advirtiéndole que si no se comportaba, me harÃa eunuco, pasé a la cómoda habitación donde Miranda y yo harÃamos un sacrificio a Himeneo, el dios griego del primer amor.
Como musa helénica salvada de la censura, salió Miranda del baño: sin toalla y sin pudor; fresca y limpia… con sólo un temblorcito anticipatorio de las caricias que ArturH le propinarÃa: y asà fue: viéndola tan linda, tan fresca y tan bañadita la abracé y la besé hasta que me cansé. Y le metà mano… y la saqué mojada.
Puberto comenzó a querer acaparar la atención de Miranda… y no sé valido de qué artes hipnóticas lo logró: Miranda posó su atención en él… lo tomó con sus manos… lo observó por todos lados… lo toqueteó un poco más, y lo acercó su boca. (Y yo que ilusamente pensaba que Miranda no tenÃa experiencia!!) Cerré mis ojos y ante mà pasó la más bizarra fantasÃa que se pueda uno imaginar:
Me veÃa yo, ungido como presidente de los EE.UU.. y metido en la Sala Oval de la Casa Blanca, bajo la mirada de todos los ex-presidentes norteamericanos quienes desde sus augustos retratos observaban la escena con aprobación, y recibiendo las solÃcitas atenciones de una bonita asistente veinteañera de labios carnosos y mirada de borreguito a medio morir… quien casualmente se parecÃa a mi prima Claudia y la cual después de haber consumido un puro cubano de la forma menos ortodoxa que pueda suponerse, comenzó a besar, succionar y chupar lo que ella creÃa que era la fuente del poder de la más poderosa superpotencia que ha conocido la historia de la humanidad. Obviamente ella estaba equivocada, pero ArturH estaba muy agradecido.
¡Clarooo! ¡La Becaria! Ahora entiendo el porqué de ese nombre.
Lo que Miranda hizo con Puberto, no puede reseñarse de forma elocuente. Baste decir que después de muchos esfuerzos logré separar a Puberto de la Becaria (Miranda), para proceder a penetrarla de mil maneras. No hubo posición que no probáramos, y cada una de las cuales se sentÃa más rica que la anterior: como becaria, Miranda tiene mucho talento y harto potencial. En menos de una hora hicimos de todito… como si tuviéramos prisa, y al final me di el gusto de acabar en la forma más tradicional... mirándola (mirando a Miranda) a los ojos, y vaciándome placenteramente.
TodavÃa me dà el gusto de conocer la otra personalidad de Miranda, la Becaria, mientras la acercaba a su casa en medio de dos horas de tráfico. Pero eso… eso es cosa de ArturH y Miranda nada más.