Más estiércol en nuestra casa. (General)
Ayer mientras comÃa con mi Diva verdadera, le comenté el caso del Gobernador “Precioso”, haciendo énfasis que en el argot de estos infelices, referirse a una botellita preciosa, es referirse a una inocente niña o niño, que será mancillado por alguno de estos perversos. Terminaba yo las frases cuando noté que sus ojos se llenaban de lágrimas y que se esforzaba por contener el llanto. No quise abundar en las razones por la que su sensibilidad se vio tan afectada. Lo que sà ocurrió es que su reacción tan autentica y humana me hizo reflexionar sobre la barbarie de estos bestiales actos. Más allá de la anécdota, es terrible lo que se puede hacer en este paÃs con poder y dinero. Caramba para asquearse y renovar nuestra capacidad de indignación. Malditos sean estos pederastas.
QUANTA no deja de preguntarse quién limpiará los establos...